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¿Qué falta en tu plato? Compuestos como el inositol y el magnesio que podrían marcar la diferencia

MICRONUTRIENTES

¿Qué falta en tu plato? Compuestos como el inositol y el magnesio que podrían marcar la diferencia

En una época en la que la mayoría de la población dispone de acceso a una alimentación variada, resulta paradójico que muchas personas sufran deficiencias de micronutrientes esenciales

En una época en la que la mayoría de la población dispone de acceso a una alimentación variada, resulta paradójico que muchas personas sufran deficiencias de micronutrientes esenciales. No hablamos de calorías ni de macronutrientes como proteínas o grasas, sino de sustancias que, aunque necesarias en cantidades mínimas, pueden tener un impacto significativo en el bienestar físico y mental. Entre ellas, destacan el magnesio, la colina o el inositol, también conocido como vitamina B8.

La alimentación moderna, marcada por productos ultraprocesados, cambios en los hábitos de cultivo y dietas restrictivas, ha provocado que ciertos nutrientes “silenciosos” pasen desapercibidos. Aunque no suelen formar parte de los controles analíticos rutinarios, su déficit puede contribuir a una variedad de síntomas que muchas veces se etiquetan erróneamente como “estrés”, “ansiedad” o “falta de energía”. Es aquí donde entra en juego la importancia de una suplementación estratégica.

El inositol: una vitamina olvidada

El inositol (o mio-inositol, en su forma más estudiada) es una sustancia parecida a una vitamina, tradicionalmente clasificada dentro del grupo B. Aunque el cuerpo humano puede producirlo a partir de la glucosa, la cantidad sintetizada puede no ser suficiente en ciertas circunstancias, especialmente en personas con síndrome de ovario poliquístico (SOP), resistencia a la insulina, ansiedad o trastornos del estado de ánimo.

El mio-inositol ha despertado un creciente interés en la comunidad científica por sus beneficios potenciales. Participa en funciones celulares clave como la señalización de la insulina, el metabolismo de las grasas y la actividad de neurotransmisores como la serotonina o la dopamina. Esto lo convierte en un micronutriente de especial interés para la salud metabólica, endocrina y mental.

Una revisión de estudios clínicos ha demostrado que la suplementación con mio-inositol puede mejorar la sensibilidad a la insulina, regular el ciclo menstrual y promover la ovulación en mujeres con SOP. También se ha investigado su uso en cuadros de ansiedad leve a moderada, con resultados prometedores que apuntan a una mejora del equilibrio neuroquímico.

Magnesio: más importante de lo que parece

El magnesio es otro nutriente que suele quedar fuera del radar. Sin embargo, participa en más de 300 reacciones bioquímicas esenciales para el funcionamiento del organismo. Es necesario para la producción de energía, la síntesis de ADN, la contracción muscular, la regulación del sistema nervioso y la salud cardiovascular.

Una deficiencia de magnesio, que puede pasar desapercibida en los análisis convencionales, se asocia con fatiga crónica, calambres, alteraciones del sueño y mayor riesgo de enfermedades inflamatorias. Factores como el estrés crónico, el consumo excesivo de cafeína o alcohol, y ciertas medicaciones (como los inhibidores de la bomba de protones) pueden reducir los niveles de magnesio en el organismo.

En este contexto, muchos expertos recomiendan valorar la suplementación, especialmente en personas que presentan síntomas compatibles o tienen factores de riesgo. Las formas más biodisponibles, como el citrato o el glicinato de magnesio, garantizan una mejor absorción y tolerancia digestiva.

Colina: la gran olvidada del sistema nervioso

La colina es un nutriente esencial para la función cerebral, el metabolismo de las grasas y la salud del hígado. A pesar de su relevancia, sigue siendo uno de los micronutrientes más olvidados. La colina forma parte de la acetilcolina, un neurotransmisor implicado en la memoria y la función cognitiva, y también interviene en la producción de fosfolípidos que forman parte de las membranas celulares.

Durante el embarazo, su importancia se multiplica: contribuye al correcto desarrollo del cerebro fetal y puede prevenir defectos del tubo neural. La colina se encuentra principalmente en alimentos como huevos, hígado y carnes, por lo que puede haber riesgo de carencia en dietas veganas o bajas en productos animales.

Un enfoque integral

El mensaje principal es claro: incluso si llevas una alimentación aparentemente saludable, es posible que ciertos nutrientes esenciales no estén presentes en las cantidades adecuadas. El estilo de vida, el estrés, la calidad de los alimentos y las condiciones individuales pueden generar carencias subclínicas que afectan al bienestar general.

Por ello, es recomendable revisar la dieta con una mirada crítica y considerar, con apoyo profesional, la posibilidad de complementar con fórmulas específicas. Esto no significa sustituir los alimentos por pastillas, sino optimizar los niveles de micronutrientes que juegan roles clave en el funcionamiento del organismo.

En definitiva, sustancias como el inositol, el magnesio o la colina no son simples nombres en una etiqueta, sino aliados invisibles en el mantenimiento de la salud física y mental. Ignorarlos puede tener un coste silencioso, pero identificarlos y reequilibrarlos puede suponer una gran diferencia.

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