Piel radiante
Que debemos comer para tener una piel sana
La salud de nuestra piel depende de muchos factores: Nuestra genética, nuestros hábitos y nuestro entorno son algunos de ellos, pero nuestra alimentación juega un papel crucial, y es una decisión que tomamos cada día.
A menudo recibimos información sobre nuevas maneras para mejorar el aspecto de nuestra piel y poder lucir más jóvenes. Uno de los factores más influyentes y que a veces pasa desapercibido, es nuestra dieta. Los nutrientes que consumimos nos ayudan a combatir bacterias nocivas y prevenir el envejecimiento. Con una dieta variada que aporte hidratación, equilibrio digestivo y antioxidantes, podremos ver una gran diferencia en nuestra piel.
Nutrientes y alimentos clave para nuestra piel
A continuación echaremos un vistazo a algunos de los nutrientes más importantes que tenemos que consumir para la salud de nuestra piel y en qué alimentos los
encontramos:
Los antioxidantes ayudan a combatir el daño de los radicales libres que provocan envejecimiento prematuro y daños en la piel por la exposición solar. Frutas como el albaricoque y los arándanos son una excelente fuente de antioxidantes y vitamina A, que acelera la regeneración de las células. Hortalizas rojas como los pimientos rojos y los tomates tienen un alto contenido de licopeno, un antioxidante que previene el envejecimiento de la piel protegiendo nuestras células.
Las grasas saludables ayudan a mantener la barrera de la piel, prevenir la sequedad y mejorar la elasticidad. La más conocida es Omega 3, que la encontramos en muchos pescados como el salmón, en mariscos, en el aguacate y en frutos secos como las nueces y las semillas de chía.
Aunque nuestro cuerpo produce colágeno por sí solo, a partir de los 25 años su producción va disminuyendo y la firmeza de nuestra piel va decayendo, nutrientes como la vitamina C y el zinc promueven la formación de colágeno.
Incorporar cola de caballo en infusiones o como aderezo, al igual que comer cítricos, fresas y pimientos, nos puede ayudar a generar más colágeno.
Consumir alimentos con altos porcentajes de agua es clave para mejorar la elasticidad y apariencia de la piel y eliminar toxinas. Normalmente, las frutas y
verduras tienen un alto porcentaje de agua. La sandía, por ejemplo, está constituida por un 92% de agua y además es rica en vitaminas A y C. El pepino también proporciona mucha hidratación, además de estimular el proceso de depuración del cuerpo.
Alimentos con propiedades antiinflamatorias como la cúrcuma, el salmón y los pimientos rojos ayudan a combatir el acné y el enrojecimiento. Además, la inflamación puede causar enfermedades cardiovasculares y metabólicas.
Incorporar probióticos en tu dieta es muy beneficioso, ya que ayudan a equilibrar nuestra flora intestinal y reducir problemas como acné, eczema y rosácea.
Encontrarás probióticos en productos fermentados como yogures naturales, kéfir y kombucha.
¿Existen alimentos que debamos evitar?
De la misma manera que hay alimentos que favorecen la salud de nuestra piel, hay otros que pueden perjudicar nuestro aspecto cuando se consumen en exceso.
El consumo excesivo de la sal y el alcohol puede provocar retención de líquidos e hinchazón en la cara. Por otro lado, el abuso de alcohol puede causar deshidratación, ojeras e hinchazón en el área de los ojos.
Otros ingredientes como el azúcar y alimentos procesados no solo pueden causar un aumento de peso. Su abuso debilita nuestro metabolismo y puede causar problemas circulatorios que contribuyen a un deterioro del aspecto de nuestra piel.
Beber leche de origen animal puede producir en algunas personas problemas digestivos o incluso desarrollar dermatitis. Por suerte, hoy en día contamos con muchas opciones de bebidas vegetales como alternativa.
Esto no significa que debas evitar estos alimentos por completo, siempre que sean consumidos con moderación, no causará un impacto significativo en tu piel.
Otros consejos para tener una piel radiante
Como hemos dicho, la hidratación es esencial, y no solo la encontramos en los alimentos. Es recomendable beber dos litros de agua diarios para poder mantener nuestra piel hidratada, ya que el cuerpo humano está compuesto por un 70% agua.
También podemos incorporar suplementos en nuestra dieta para asegurarnos que estamos recibiendo todos los nutrientes necesarios. Sin embargo, la mayoría de suplementos no están respaldados por suficientes estudios que demuestren su efectividad. Si estás considerando esta opción, consulta con un profesional para que te aconseje correctamente.
La protección que nos ofrecen los antioxidantes para prevenir el envejecimiento a causa del sol puede ser complementada con otras prácticas. Usar protección solar no solo previene arrugas y manchas de piel, también puede evitar problemas más serios como cáncer de piel. Además de usar crema solar, podemos utilizar otros métodos para protegernos de los rayos del sol, ya sea con gorros o gafas de sol para proteger nuestra cara o usar ropa como camisetas con protección solar para evitar quemaduras u otros daños en nuestra piel.
El ejercicio físico también puede tener un impacto en la salud y aspecto de nuestra piel. Los vasos sanguíneos se dilatan cuando practicamos deporte y la piel tiene un aspecto más saludable. También agiliza la producción de colágeno para mantener la piel flexible, firme y elástica. Además, nos ayuda a combatir el estrés, que puede causar inflamación, acné y envejecimiento prematuro. Intenta incorporar actividades al aire libre y practicar meditación, además de dormir entre 7 y 9 horas cada noche para mejorar la salud de tu piel.
Aunque estos consejos suelen ser generalmente efectivos, cada cuerpo y piel es diferente. Si después de incluir estos alimentos en tu dieta e incorporar estos hábitos en tu día a día sigues sin notar ninguna mejora, no dudes en consultar con un especialista.
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