Sé un experto en usar la sal
Cómo usar bien la sal
Es una de las grandes incógnitas. ¿La sal antes o después? Este mineral es importante usarlo porque de él depende el éxito de una receta.
Encontrar el punto correcto de sal es uno de los principales retos de cualquier cocinero. No todo el mundo tiene el mismo nivel de tolerancia por este condimento; hay quien prefiere mucha, hay quien prefiere poca y hay quien, por cuestiones de salud, no puede ni probarla.
La sal no solo sala la comida, también es capaz de potenciar sus sabores naturales, neutraliza el gusto amargo, realza el dulce y amplifica los aromas. Vamos, que al cocinar con sal ganamos mucho más que el sabor salado.
La sal se introduce en los alimentos mediante un proceso físico que se denomina ósmosis durante el cocinado. ¿Te has dado cuenta de que cuando añades sal en la mesa el resultado ya no es el mismo? Pues se debe a que nos hemos saltado este proceso poniéndola al final.
Lo ideal es salar los alimentos mientras los cocinas para que la sal rompa las fibras del alimento y permita que sus jugos salgan a la superficie. Pero, ¿cuándo y cuánta cantidad de sal hay que añadir? La respuesta es dependencia:
- Cuando cuezas o guises un alimento debes añadir la sal casi al final a no ser que tengas una pieza de carne. En ese caso, sálala antes de introducirla en la cazuela y rectifica al final. Si se trata de pasta, pon la sal cuando el agua rompa a hervir.
- Cuando cocines a la plancha o saltees debes poner la sal cuando el alimento esté casi cocinado. Una vez que se haya dorado ligeramente, añádela. De esta manera, evitarás que los jugos se escapen y quede reseco.
- Cuando cocines a la brasa o la parrilla, sala antes de poner los alimentos al fuego. Así conseguirás que el aroma penetre en los alimentos.
Respecto a la cantidad, depende del gusto de cada persona pero siempre es preferible no pasarse. La recomendación oficial de la OMS es consumir menos de 5 gramos de sal al día. Con la que agregamos a la comida que cocinamos no habría problema, pero dado que muchos alimentos procesados sobrepasan esa cantidad, lo mejor es limitar su consumo al mínimo.
Antes de salar tus platos piensa si ya llevan algún alimento que sea salado de por sí, como el queso o el jamón. En estos casos, espera a probar el plato antes de agregarle más sal.
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